Bosque Húmedo

Bosque Húmedo

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El Bosque Húmedo se desarrolla en un relieve montañoso por debajo de los 1700m de altura y ocupa un 60% del área protegida. Parte de su superficie está ocupada por grandes lagos en cuencas de origen glaciario y numerosos ríos de montaña. El clima es templado húmedo, con una temperatura media anual de 8°C en las zonas más bajas y de 5,5°C en las laderas altas. Las precipitaciones son más abundantes en el oeste, donde alcanzan un promedio de 3500mm anuales, permitiendo el desarrollo de especies propias de la Selva Valdiviana, mientras que hacia el este el promedio anual de precipitaciones es de 1500mm. Las especies dominantes del bosque húmedo son grandes árboles del género Nothofagus, que conforman el estrato superior generalmente cerrado. En el sotobosque la diversidad biológica es muy rica, allí encontramos por ejemplo caña colihue, maqui y especies del género Berberis.
Según la especie dominante, este ambiente se divide en: bosque de coihue, bosque de lenga, matorral de lenga, bosque de ñire y matorral de ñire.

Interacciones en el bosque húmedo

Ninguna especie puede sobrevivir en aislamiento. Es indispensable que se produzcan múltiples interacciones entre distintas especies de seres vivos para favorecer su desarrollo evolutivo. Es así como diferentes especies forman redes entre sí que serían incapaces de sobrevivir sin las interacciones que entre ellas se desarrollan.

Estas son las interacciones del bosque húmedo:

En el ambiente bosque húmedo conviven diferentes especies de flora y fauna hace millones de años. Su paisaje se caracteriza por la presencia de tres especies arbóreas de nothofagus, el coihue (Nothofagus dombeyi), el ñire (Nothofagus antarctica) y la lenga (Nothofagus pumilio).

En ellas, conviven numerosas especies a través de relaciones mutualistas o parasitarias. En el coihue, por ejemplo, se puede observar sobre sus ramas el crecimiento de la barba de viejo (Usnea angulata), un líquen con apariencia de cabello gris o verdoso. Todos los líquenes son organismos compuestos por una relación estrecha entre un hongo y un organismo fotosintético, en la mayoría de las veces un alga. Es una especie epífita, es decir que sólo utilizan a los árboles como soporte para crecer y disponer más radiación solar. Los líquenes son utilizados como un buen indicador de la calidad del aire, debido a su sensibilidad a la contaminación atmosférica, ya que toman los nutrientes que necesitan del aire.

Otra estrecha relación que se puede apreciar en los Nothofagus es su vínculo con el hongo llao llao (Cyttaria hariotii) que parasita sus troncos o ramas, provocándole tumores globosos, llamados “nudos”. El hongo al salir del nudo en forma de fruto (esfera carnosa comestible), logra expandirse a otra parte del árbol a través de sus esporas. Si estos nudos son de grandes dimensiones, pueden quebrar la rama del árbol que parasita y favorecer de esta forma el camino natural de la descomposición de materia vegetal en los suelos de los bosques.

También se pueden observar en los coihues las “agallas”, pequeñas esferas verdes o marrones, comúnmente confundidas con su fruto. Son el resultado de una reacción de defensa frente al parasitismo de las larvas de una avispa nativa que utiliza al coihue como hospedador. Si la esfera se encuentra en una tonalidad verde, significa que la larva aún se está desarrollando en su interior. Una vez finalizado el desarrollo, cava un túnel para salir al exterior y comienza a secarse la esfera.

Otra interrelación muy importante es la que se produce entre el monito de monte, el quintral y el picaflor rubí. El monito de monte (Dromiciops gliroides), un marsupial de unos diez centímetros de largo, juega un rol fundamental para el ecosistema del bosque, al permitir la dispersión de la planta hemiparásita quintral (Tristerix corymbosus). Sólo el monito de monte puede, a través de su tracto digestivo, defecar la semilla del quintral con características particulares que permiten su crecimiento sobre las ramas de especies de árboles como el maitén (Maytenus boaria) por ejemplo. Por otro lado, las flores del quintral son una fuente importante de alimento durante el invierno para el colibrí rubí (Sephanoides sephaniodes), principal polinizador de numerosas plantas del bosque.

Otra especie que cumple un rol fundamental en el bosque de Nothofagus es el carpintero gigante (Campephilus magellanicus). Su preferencia son los bosques maduros que le permiten excavar cavidades en los troncos para hacer sus nidos a una altura considerable respecto del suelo. Una vez que abandonan sus nidos, éstos pueden ser utilizados por otras aves como el rayadito (Aphrastura spinicauda), la cachaña (Enicognathus ferrugineus), huet huet (Pteroptochostarnii), caburé (Glaucidium nanum), zorzal patagónico (Turdus falcklandii) entre otros. Se alimentan principalmente de larvas que consumen madera y se encuentran dentro de los árboles, controlando así las poblaciones de estos invertebrados sin que afecte la supervivencia de los bosques. Acceden a las larvas picando la corteza e introduciendo su lengua larga y pegajosa. La herida que le producen a la corteza del árbol puede facilitar el ingreso de microorganismos provocando la pudrición del árbol e incluso su posterior desmoronamiento, ocasionando un claro en el bosque que permite el acceso de luz y la continuidad del crecimiento de las especies del bosque.  Uno de sus depredadores puede ser el aguilucho cola rojiza (Buteo ventralis).